Estimados ciudadanos españoles, aprovechando la posición de poder que me brinda el actual Ministerio de Cultura (y futuro centro de monopolio y esclavitud de autores y editores), quiero desearles una Feliz Navidad y un próspero año nuevo.
Es cierto que existen problemas con multitud de internautas y ciudadanos españoles, que expresan su libre opinión en pro de un internet libre y un acceso a la cultura gratuito para todas las personas. Pero también tienen ustedes que estar tranquilos porque todos estos desbarajustes sin sentido terminarán pronto, la libre opinión estará prohibida cuando se vote a favor de mi Ley en el senado. No se puede dejar que los ciudadanos tengan un medio de comunicación donde puedan expresar sus preocupaciones y conclusiones, es peligroso para un sistema de gobierno que el ciudadano sepa que algo se está haciendo mal y que lo terminarán pagando ellos en vez de los culpables. Tienen ustedes que entender que eso se tiene que terminar.
Hace unos días tuve un sueño: en el sueño la gente que me encontraba por la calle se arrodillaba ante mí y me ofrecía sus billeteras para que yo recaudase el CANON que tanto necesitan la buena gente de la SGAE, que cumplen un bien social al evitar que la gente se gaste el dinero en bienes banales o servicios de ocio superfluos. Ellos me miraban y me decían “gracias por no dejar que tiremos el dinero en tabaco o en café en los bares, gracias por hacer que nuestros ahorros lucren tu majestuoso trasero y tu humilde palacio en pleno centro de la Castellana”. Y yo les complacía. Y ellos me llevaban a hombros por las calles y me jaleaban al pasar a su lado. El mundo era un paraíso donde los hombres y mujeres trabajaban para, de forma humilde, poder comprarse un disco de su estrella favorita cada cinco años, o cada tres si hacían dieta y comían un día sí y otro no. La gente que no contribuía a esta magnífica vida era expulsada al infierno, donde todo era gratis y la gente llevaba parches en el ojo.
Todos tenemos derecho a luchar por nuestros sueños, y es por ellos por los que cada año seguimos trabajando día tras día. Es muy triste ver que nuestro sudor y nuestro esfuerzo sólo nos sirve para vivir de una forma humilde, que nunca llegaremos a esos niveles de vida de los grandes mangant… digo magnates de la Tierra. La mayoría han ganado su fortuna a través de engaños, ilegalidades, ser hijos de papa, esclavizar humildes trabajadores, etc. Pero hay personas que tienen golpes de suerte como yo, y que podemos llegar a lucrarnos del sudor del de enfrente. Desde aquí os pido que me ayudéis a conseguir mis sueños, y yo os ayudaré a que vuestros ahorros sirvan para comprarle un yate nuevo a Bustamante, que el pobre desde que intenta dejar la cocaína está un poco decaído.
No me quiero despedir sin aprovechar esta ocasión para saludar a mi gran amigo Ramón (Ramoncín para los amigos e hijo de puta para el resto del mundo). Gracias por tu esfuerzo y tu determinación, sirviendo cafés mientras nuestros abogados estudiaban con lupa las leyes y buscaban algo a lo que agarrarnos. Ahora, como ves, estamos a punto de hacer desparecer a los jueces. Hemos hecho grandes cosas juntos, nada que impulse la creación de obras culturales provechosas para la humanidad, pero muchas que engrosen nuestros bolsillos. Desde casa seguro que estará deseando, como yo, unas felices fiestas para nuestros amigos en el gobierno, que gracias a suculentas inyecciones económicas estamos consiguiendo que nos hagan caso. A todos los demás, a los que trabajáis para darme dinero por rascarme la barriga… gracias de toda cara. Y digo cara porque carezco de corazón y uso lo que más tengo. Muchísimas gracias, y que paséis unas navidades alegres ¡¡PERO SIN CANTAR VILLANCICOS SIN PAGARME ANTES!! |
